En la actualidad, es común que las personas padezcan de gastritis o colitis nerviosa, debido a factores como el estrés, presión laboral o hasta mala alimentación; sin embargo, no pueden reconocer a ciencia cierta cuáles son sus diferencias y no logran encontrar una solución oportuna.
“Entonces, existe una serie de condiciones que alteran la motilidad del colón, cambia la flora bacteriana, esto obedece mucho a situaciones de la dieta y hace que se manden ciertas señales al cerebro y lo interpreta como dolor y eso de una vez manda estrés al intestino que lo relacionan con que tengo colitis o gastritis”, explicó el gastroenterólogo Wagner Ramírez.
Es importante mencionar que la gastritis causa a nivel del organismo un dolor o molestia en la parte superior del abdomen, náuseas o vómito, sensación de llenura demasiado pronto durante una comida inapetencia o hasta adelgazamiento.http://
Ver esta publicación en Instagram
“La gastritis o lo que la gente conoce como eso, es el dolor o pesantes en la parte alta del abdomen, es decir, tengo una molestia en la boca del estómago”, dijo el especialista.
En cambio, la colitis nerviosa es un problema que afecta principalmente al intestino grueso (colon). Esto causa molestias como cólicos, distensión, gases, diarrea o estreñimiento.
“La colitis usualmente es en la parte más baja del abdomen, o un dolor al lado de la pancita que hasta incluso que se corre hacia la espalda”, añadió Ramírez.
Sin duda, el especialista menciona que no hay una prueba específica para diagnosticar el padecimiento de “colitis nerviosa”, sino que se realizan exámenes de laboratorio, se verifican si los síntomas predominan en los últimos meses o bien una colonoscopia.
Asimismo, el gastroenterólogo enfatiza sobre la importancia de reconocer los síntomas, para así saber cuáles son sus causas y poder explicarle al médico lo que ocurre con el su organismo, con el fin de recibir una mejor atención.
Entre las recomendaciones que mencionó es no automedicarse, sino visitar un especialista. Además, llevar a cabo una adecuada alimentación o dieta balanceada (dependiendo de cada persona), actividad física y un tratamiento de medicamentos neuromoduladores (antidepresivos de baja dosis), para mejorar en cierta parte la digestión.
